Esconderse en la SEMÁNTICA

viernes, 12 de febrero de 2016

Había una vez, que fueron muchas más veces.




Había una vez una mujer que ingresó a la Universidad. Ella sabía que todo cambiaría al llegar allí. Y así ocurrió. Los primeros días de clases conoció a una persona muy importante. Pero tuvo que pasar un tiempo para que el destino supiera como juntar a esa persona con esta mujer. La mujer era de las chicas que se avergonzaban por todo.

 La mujer siempre supo que él (era un "él) podía convertirse en algo más, pero eso siempre había sido una idea, como todo lo que a la mujer le había pasado en su vida antes. Todo era ilusión y proyectos, fantasías que no se concretaban. A veces las redes sociales si ayudan, así como el alcohol. Entonces la mujer empezó a charlar con él por computador. Hablaban de videos de música principalmente. Pero se volvió un hábito. Un día en vacaciones de invierno la mujer le propuso verse en persona con él. Se veían en persona en la universidad pero solo por los pasillos en algún tiempo libre entre clases, pero nunca habían tenido una cita. La cita fue en una universidad, específicamente en una charla sobre un hombre muy importante. Ella llegó antes, y al no verlo, pensó que no llegaría, pero de todas formas se quedó a ver la charla. A la mitad de esta charla, logró encontrarlo y sintió gran felicidad, aunque no sabía cómo demostrarla, nunca había tenido una cita antes.

Después de esa cita, empezó a verse más con él. Su primer beso fué en una fiesta de cumpleaños acompañado con la valentía que provoca el Ron. Ella sentía mucho nerviosismo cuando él estaba cerca, por lo que le costaba comer o mirarlo a los ojos. Sentía nauseas. Pero nauseas de amor. El nerviosismo o alias: mariposas.

5 años más tarde, ellos se continuaron viendo. Siguieron saliendo a citas, primero por la ciudad: por la playa, los parques, los patios de comida, y luego en auto por otros lugares más lejos, hasta que terminaron volviéndose unos caseros. Caseros porque la ciudad ya la habían conquistado. Hoy viven sus vacaciones en el patio de la casa.

Su vínculo se extendió mucho, pero para eso primero pasaron por momentos muy gratos, y también por muchas discusiones. Ellos son distintos. Eso es lo que pasa. A él le gusta el piano, el vino, pintar, el silencio, los espacios tranquilos, la historia,  el mar, los asados con los de siempre, la familia pequeña. A ella le gusta la música "indie", ir de compras, las multitudes, la familia grande, comer, no beber alcohol sino que jugos frutales y escribir su blog. 

Pero a ambos les gusta escuchar música de los 80s, cocinar y comer, estar juntos en todo lo que eso implica, andar en auto con la música sonando, conversar cosas profundas, proyectarse entre ellos, pensar en hijos y en una casa grande, no les gusta salir de fiestas ni la música bailable de moda, tampoco les gusta embriagarse ni fumar drogas. Ancianos jovenes.

Ellos pueden lograr mucho, aunque a veces retrocedan. Pero hoy siguen adelante. Ellos se aman. Son compañeros de vida. Nunca pensaron que sucedería. 

La mujer por fín supo que su vida ya no sería una ilusión, y que gran parte de sus deseos se podían concretizar, con él.

2 comentarios:

Piénsalo muy bien